La Semiótica como sustento epistemológico y metodológico de las Ciencias Sociales
Hacia una integración complementaria de las semióticas peirceana y saussureana.
[PLAN DE TESIS]
[Presentado y aprobado ante la Secretaría de Posgrado de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. 2004]
Tesista: Marta Susana López
I. ÁREA TEMÁTICA
La consideración de la semiótica respecto de su aptitud para constituirse en uno de los sustentos de la epistemología y la metodología de la ciencia, no sólo en su aspecto instrumental, sino como paradigma ontológico.
II. OBJETIVO TERMINAL:
Llegar a elaborar una contribución a la comprensión interdisciplinaria de los diversos fenómenos naturales y culturales (y del hombre mismo) no ya sobre la base de las oposiciones diferenciales entre tales fenómenos (o entre los distintos aspectos reconocibles en el ser humano), sino sobre aquello que los une en su nivel más profundo: su naturaleza semiótica. Es decir, ayudar a la concepción (desde la epistemología y la metodología) de los fenómenos del mundo natural y social (incluida la misma ciencia):
Ø como sistemas semióticos,
Ø como procesos evolutivos y como procesos actualizadores (de competencias semióticas), y
Ø como textos semióticos.
III - OBJETIVO ESPECÍFICO
OBJETIVO ESPECÍFICO: lograr un acercamiento interrelacional sistemático entre ciertos conceptos del paradigma semiótico de origen peirceano y el de la semiología de fuente saussureana , que constituyan un posible soporte epistemológico y metodológico para las diversas disciplinas científicas.
IV - El estado general de la cuestión, marco teórico y objetivos específicos.
1. Estado general de la cuestión:
Me parece pertinente e ilustrativo aquí, citar un párrafo de Herman Parret, en su prefacio a la edición castellana (1993) de su obra SEMIOTICS AND PRAGMATICS An Evaluative Comparison o Conceptual Frameworks (1983):
“En lo concerniente al trabajo epistemológico sobre la pertinencia de las conceptualizaciones en semiótica y pragmática, no puede hablarse del mismo dininamismo[1]: desde 1983, sólo hubo algunos pocos progresos y da la impresión de que la atención de los semiólogos y de los pragmáticos no se centra en modo alguno en los problemas epistemológicos y metodológicos que conciernen a sus ciencias. En consecuencia me parece que los marcos de referencia paradigmáticos no se desplazaron esencialmente, que no hubo fusión u ‘homologación’ de los modelos (por una parte el anglosajón o ‘análitico’ por otra el ´continental´o estructural[2]), que los términos del debate filosófico acerca del status del objeto semiótico y / o pragmático no cambiaron y que la reflexión sobre los métodos en semiótica y pragmática no progresó verdaderamente. Por dichas razones considero que este texto no ha envejecido y conserva, según creo, su pertinencia teórica.”[3]
Hasta lo que yo sé, la situación no ha variado demasiado en los siete años que nos separan de estas afirmaciones de Parret. En lo que se refiere a nuestro país, debo mencionar el artículo de Juan Ángel Magariños de Morentín que en 1990 (anticipando la publicación de su libro Fundamentos lógicos de la Semiótica) proponía la semiótica como “metodología de base” para estructurar el proceso de investigación de las ciencias sociales. Es interesante subrayar que Magariños de Morentín explícitamente funda su propuesta sobre “los conceptos fundacionales de Peirce tanto como los de Saussure”.
Debo también aludir a la labor que está realizando el Dr Juan Samaja en la conformación de relaciones entre semiótica, ciencias cognitivas, epistemología y metodología, valiéndose de ambos modelos teóricos, llevada a cabo -generalmente- en textos todavía no publicados. En su trabajo inédito “El puesto de la semiótica en la Metodología (Borrador sobre los ‘métodos generales´)”, Samaja dice: “Algunas disciplinas científicas han pasado a funcionar como instrumento u organon de las otras ciencias, y eso por razones no circunstanciales, sino de alcance ontológico. Tal el caso de la Matemática, la Lógica, la Estadística, la Teoría General de los Sistemas, la Cibernética, la Semiótica, las Ciencias Cognitivas.” Esto porque la semiótica no constituye únicamente un instrumento, un organon, sino un paradigma ontológico, dado que, así tanto como la “matematicidad”, la “logicidad”, etc., la “semioticidad” es una cualidad inherente a los objetos mismos. Para este autor, se trata de una “ontología de la complejidad” para la cual “la realidad no es una ‘bolsa’ de hechos, sino un proceso evolutivo-constructivo en el que los entes se reúnen, se ordenan, se encasillan, ‘edificando’ un universo estratigráfico, cuyos niveles de integración exhiben en las interfaces jerárquicas, mecanismos de regulación; ligaduras funcionales que para operar no tienen más recursos que representar la totalidad en la que operan, transformando en signo lo que antes era pura facticidad. Es decir, que la complejidad no se puede concebir sin una mínima capacidad para recibir información.” Asi, la semiótica -en tanto metodología general- no sólo aporta instrumentos al discurso científico, sino también aparatos formales para modelizar los objetos de las ciencias.
Por mi parte, he intentado realizar un cierto aporte con mis reflexiones acerca de los fundamentos epistemológicos y metodológicos del análisis del discurso, desde la perspectiva de la semiótica norteamericana y la semiología europea[4].
2. El paradigma de la complejidad.-
Morin denuncia en su obra la existencia de lo que él denomina el “paradigma de la simplificación”, el cual se ha ido estructurando a partir de una serie de dicotomías propias del pensamiento occidental: ciencia/filosofía, verdad/falsedad, espíritu/materia, razón/ sentimiento, sujeto/objeto, lógico/no-lógico, naturaleza/cultura, etc., bajo las que se esconde la gran disyunción caos/orden. Como contrapartida, Morin aboga por el “paradigma de la complejidad”, el cual podrá construirse siempre y cuando se asuman las limitaciones del conocimiento humano. Éste, en efecto, es un producto y, a la vez, una producción constituida por la “actividad dialógica de concepción” -el pensamiento-, y por la “actividad reflexiva del espíritu sobre sí mismo” -la conciencia-, concretadas ambas mediante mecanismos lingüístico-lógicos.[5] Entre el cognoscente y lo cognoscible se instalan relaciones de recíproca pertenencia y, al mismo tiempo de dualidad, que implican simultáneamente separación y comunicación, cierre y apertura, distancia y presencia. Como consecuencia de ello, se establece una de las limitaciones primordiales del conocimiento: el hombre “no conoce la realidad directamente, sino por la mediación traductora de señales/signos/símbolos.” [6] La esencia profunda de “la realidad” se vuelve, por lo tanto, incierta.
En particular, respecto de la oposición naturaleza / cultura, y aludiendo a Marx, afirma Morin: “Lejos de oponer naturaleza y hombre, (Marx) indicaba que ‘la naturaleza es el objeto inmediato de la ciencia que trata del hombre’, pues ‘el primer objeto del hombre -el hombre- es naturaleza’. Formulaba a continuación el principio capital: ‘Las ciencias naturales acabarán englobando la ciencia del hombre y, a un mismo tiempo, la ciencia del hombre englobará las ciencias naturales: no habrá más que una sola ciencia’”. [7] .
Ciertamente, la dicotomía naturaleza/cultura forma parte del paradigma simplificante, pero ella parece neutralizarse cuando se reconoce la semiosis como fenómeno subyacente tanto en el mundo natural como cultural. Y en efecto, como ciencia de los signos, la semiótica es, precisamente, la ciencia del hombre por excelencia, dado que es de la esencia de este último la búsqueda y el hallazgo conscientes de los significados, sin los cuales la vida como tal -como ser humano- se le presentaría como un absurdo.
Por lo tanto, considero que es la semiótica una de las ciencias -al igual que la lógica, la cibernética y la estadística- destinadas a sustentar epistemológica y metodológicamente tanto a las ciencias naturales como a las del hombre en su conjunto.
Pero, un impedimento crucial para el aprovechamiento de la semiótica por parte de los investigadores de las distintas ciencias es la existencia -todavía- de posturas antagónicas y aparentemente irreconciliables respecto de los dos grandes paradigmas: la de los especialistas que adhieren a la semiología de origen saussureano versus los seguidores de la semiótica peirceana. Por mi parte, sostengo que es posible encontrar una interrelación entre ambos paradigmas que logre romper con su aparente incompatibilidad, y llegar a complementarlos recíprocamente, multiplicando así su potencialidad para percibir, analizar e investigar todo tipo de realidad. Es decir, creo que existen determinados conceptos (en ambos conjuntos de teorías) que pueden servir de "puentes" o de "bisagras" para articular una nueva perspectiva superadora. Por ejemplo, Armando Sercovich, en su Introducción a Obra Lógica Semiótica afirma el desinterés de Peirce -a diferencia de Saussure- por el fenómeno semiótico como sistema. Me parece poder demostrar , en cambio, que la noción de terceridad, así como la de símbolo (legisigno), y la de interpretante implican necesariamente la concepción de un sistema virtual de reglas (leyes, hábitos), aún cuando no aparezca explícito en Peirce.
Pienso, además, que el concepto de ground o fundamento (por el cual el signo representa a su objeto sólo en ciertos caracteres o cualidades) debe relacionarse con el concepto de pertinencia en Luis Prieto. Éste tiene el gran mérito de incorporar -en el acto sémico y desde la semiología saussureana- al sujeto cognoscente (emisor/receptor), como dueño de la capacidad de decisión, sobre la base de la pertinencia que le indican sus prácticas previas, cumpliendo la función que en Peirce corresponde al intepretante (cuando éste consiste en una mente humana). La semiología de Prieto constituye así -por definición- una teoría del conocimiento y, más precisamente, de la razón de ser del conocimiento, es decir de la pertinencia, la cual entiendo es la condición básica de la operación abductiva tal como la concibe Peirce. La pertinencia se constituye así en noción clave tanto para la descripción del sistema semiótico como para la explicación de la producción y fundamentalmente de la interpretación del sentido. Prieto recupera de este modo el “cuerpo” del sujeto cuya pérdida (a manos de los herederos de Saussure) tanto lamenta Eliseo Verón.
Por otra parte, sostengo que la concepción saussureana del signo como “entidad síquica” implica ya un tercero, es decir, una mente, sin cuya intervención no podría producirse la “unión entre sus dos caras”. De acuerdo con Peirce, cualquier aspecto mental implica terceridad [8], siendo “un Tercero algo que pone a un Primero en relación con un Segundo” [9]. La diferencia está en que Saussure y sus seguidores se orientaron hacia el estudio del significado y su relación intrasistémica o paradigmática con otros significados (un tipo de Interpretante Inmediato), mientras Peirce lo hizo hacia el Interpretante Dinámico (el intérprete y el pensamiento). Es decir, los primeros enfatizaron en el sistema, el segundo en el proceso semiótico.
No estaría de acuerdo -por lo tanto- con ciertas afirmaciones acerca de la semiología europea y de la supuesta imposibilidad de hallar todo punto de contacto con la semiótica americana[10]. Considero que sería posible considerarlas, por el contrario, complementarias, por lo menos en ciertos aspectos.
Por lo tanto, mi objetivo específico es el de lograr un acercamiento interrelacional sistemático de ciertos aspectos de ambos paradigmas, que constituyan un posible soporte epistemológico y metodológico para las diversas disciplinas. Esto, reitero, con el propósito de aprovechar con efectividad cada elemento teórico, cuyas posibilidades para el conocimiento científico son, en este momento -según creo-, desperdiciados en cierta medida, por ser considerados como compartimentos estancos y opuestos.
2. El mundo, el hombre y su conocimiento como semiosis isomórficas.
No existen objetos “reales” por un lado, y signos por el otro. Pero tampoco es posible concebir la “realidad” como integrada sólo por signos; esa concepción implicaría la pérdida de sentido de la misma noción de signo. Sí podemos afirmar que es de la esencia de las cosas ser potencialmentes semióticas. La “semioticidad” es una cualidad del mundo, del hombre y de su conocimiento. La perspectiva semiótica para ver el mundo implica la toma de conciencia de este modo de ser compartido por las cosas. Por esa razón, mi propósito aquí -de acuerdo con Samaja- no será considerar la semiótica en un aspecto meramente instrumental, sino en sus implicancias ontológicas. Esto, con la intención de realizar un aporte a la comprensión de los diversos fenómenos (y del hombre mismo) no ya sobre la base de la oposición diferencial entre tales fenómenos (o entre los distintos aspectos reconocibles en el ser humano)[11], sino por aquello que los une en su nivel más profundo. Sin duda, -como observa Morin[12]- esta idea de unidad ya ha comenzado a esbozarse, pero por el momento no es frecuente advertirlo en las diversas praxis específicas de cada disciplina. Al parecer, en ese sentido, es posible concebir epistemológica y metodológicamente los fenómenos del mundo natural y social como sistemas semióticos, como procesos evolutivo, como procesos actualizadores de competencias semióticas, o como textos semióticos.
En el mundo biológico (incluido el hombre), puede considerarse la semiosis -por lo menos- desde los siguientes puntos de vista:
a. diacrónicamente: en la evolución de las especies (filogénesis);
. b. sincrónicamente: en la estructuración sistémica (como resultado del proceso evolutivo) de códigos genéticos.
En el mundo sociocultural, podemos distinguir los siguientes fenómenos semióticos:
a. diacrónicamente: procesos evolutivos históricos de las culturas y de las instituciones que las integran, como el lenguaje, la ciencia, las leyes, el Estado, la economía, la literatura, las artes, etc.
b. sincrónicamente: estados estructurales que comportan relaciones institucionales de significados intra e intersistémicamente. El sistema semiótico de la lengua ha sido tomado como modelo en primera instancia de esta estructuración semiótica, pero también posee notas comunes con la de los códigos biológicos.
c. los sistemas considerados anteriormente se actualizan en procesos de comunicación e información que dan como resultado:
d. textos o discursos, exponentes materiales de estos sistemas y procesos culturales e institucionales.
Desde la perspectiva del hombre como sujeto de adquisición de ciertas competencias (y de la conducta en ciertos animales[13]), y considerando la semiosis como conocimiento -de acuerdo con Peirce, Prieto y otros-, distinguimos:
a. diacrónicamente: un proceso evolutivo de aprendizaje (ontogénesis);
b. sincrónicamente: un estado estructural de conocimiento o competencia semiótica.
Aquí debemos agregar:
c. la semiosis como acción o proceso actualizador de tales competencias;
d. la semiosis como resultado de dicha acción o proceso: el texto o discurso.
Los proceso evolutivos biológicos, culturales y cognitivos a los que me refiero deben ser entendidos en el sentido que da Bateson al concepto de proceso estocástico. Con el objetivo de “hallar un paralelismo entre el pensamiento creativo y el vasto proceso mental llamado ‘evolución biológica’”[14], este autor concibe tanto el cambio genético (filogénesis) como el cognitivo (ontogénesis) como procesos interconectados en el que intervienen componentes aleatorios y a la vez una selección no aleatoria de dichos componentes. Esta selección se realiza como un mensaje de tipo lógico distinto de (o de jerarquía más alta que) los componentes aleatorios.
Como consecuencia de los fundamentos esbozados más arriba, me propongo -como parte de mi objetivo específico y con el fin de lograr una estructura final en el proceso de interrelación propuesto- estudiar las relaciones posibles entre la noción de selección no aleatoria de Gregory Bateson y la selección desde la pertinencia (en Prieto) y -a su vez- el de la inferencia abductiva y el concepto de interpretante (que suponen la terceridad en Peirce). Pretendo -en fin- integrar nociones semióticas (pero también de otras ciencias cognitivas), que coadyuven a la percepción, descripción y comprensión científicas de esta organización profunda de la realidad.
v - actividades y métodos por desarrollar:
1. Exploración bibliográfica:
1.1. Búsqueda, selección, ordenamiento de textos y fichaje bibliográfico.
1.2. Lectura, fichaje temático, elaboración de redes conceptuales.
2. Análisis de trabajos comparativos (entre los dos marcos conceptuales), como el de Herman Parret.
3. Análisis de propuestas superadoras como las de K.O.Apel y J. Habermas. Entre los autores argentinos: Juan Magariños de Morentin y Juan Samaja.
4. Análisis de argumentaciones críticas respecto de cada paradigma (particularmente abundantes en relación con el europeo) y también con su posible interrelación.
5. Análisis de fuentes comunes a ambas corrientes teóricas: por ejemplo, las de Kant y Hegel tanto para Peirce como para los herederos de Hjelmslev y de Saussure: Greimas y Courtés. Identificación, en las fuentes, de posibles conceptos generadores de los pertenecientes a las teorías estudiadas.
6. Análisis, definición y confrontación de conceptos claves en ambas teorías, con vistas a determinar su posible compatibilidad (ya sea por identificación o por complementariedad) o incompatibilidad, Esto implicará la determinación de rasgos semejantes y de rasgos pertinentes diferenciadores, en nociones como las que definen:
6.1 la semiosis como sistema: lengua, en Saussure y terceridad-ley-regla-mente, en Peirce; valor (como producto de relaciones intra-sistémicas e inter-sistémicas), en Saussure e interpretante, (como producto de relaciones de diversa índole) en Peirce.
6.2 la semiosis como acción o proceso actualizador: el acto de habla o enunciación, en la semiología europea y el proceso de semiosis según el triángulo conformado por signo, objeto e interpretante, en Peirce. La noción de pertinencia en Luis Prieto (como “razón de ser” del conocimiento) y su relación con la noción de interpretante y de abducción ( como "creadora" de conocimiento) en Peirce.
7 Integración y organización sistémica de los conceptos compatibles analizados en una estructura que dé cuenta de las modalidades semióticas enunciadas en I.2.: sistemas, procesos y textos, como resultados (a su vez sistémicos) los procesos de actualización.
6. Posibles aportes de la investigación propuesta:
Surgen de la enunciación de los puntos anteriores. Creo sintetizarlos diciendo que espero con mi trabajo colaborar en el aprovechamiento de la semiótica como herramienta de reflexión epistemológica y metodológica al servicio de la investigación científica, de acuerdo con lo planteado por Parret, por Magariños de Morentin y por Samaja, entre otros.
En este sentido, Magariños de Morentín sostiene que, si bien la semiótica no puede resolver los problemas específicos de cada una de las ciencias humanas, ella “aporta a todas y a cualquiera de ellas una reflexión crítica acerca de cómo y por qué se produce la significación (jurídica, social, psicológica, arqueológica, pedagógica, comunicacional, etc.) de los correspondientes fenómenos”. Esto es así porque “la materia prima de los fenómenos sociales consiste en las distintas semiosis (la más evidente es el habla) que los interpretan”.[15] Agrega más adelante: “ (la semiótica) proporciona la base analítica para la recuperación histórica y/o la proyección hacia el futuro del proceso de producción, circulación e interpretación de determinada significación atribuida a determinado fenómeno, en determinadas circunstancias y por determinado grupo social, lo cual es inherente a todas y a cualquiera de las disciplinas sociales. Todo ello permite suponer que la semiótica está destinada a desempeñar, en las ciencias sociales, un papel (instrumental) semejante al que desempeña la matemática en las ciencias naturales” [16].
Teniendo en cuenta que para lograr el aporte al que me referí más arriba, me he fijado el objetivo de interrelacionar los dos principales paradigmas, espero que ello implique, además, un avance en la reflexión epistemológica sobre la misma semiótica.
Apel, k.o.
Semiótica filosófica. Almagesto. Buenos Aires, 1994.
El camino del pensamiento de Charles S. Peirce. Madrid, 1997.
Bateson, G.
Espíritu y naturaleza. Amorrortu. BsAs, 1980
Pasos hacia una ecología de la mente. Ed. Lohlé. BsAs,1985.
Campbell J.
El hombre gramatical. FCE. México, 1988.
Courtés, J.
Introducción a la semiótica narrativa y discursiva. Hachette. BsAs,1980
Deladalle, G.
Leer a Peirce hoy. Gedisa. Barcelona, 1996.
Eco, Umberto
Tratado de semiótica general. Lumen. Barcelona, 1985.
Los límites de la interpretación. Lumen. Barcelona, 1992.
Greimas, A.J. - Courtés, j.
Semántica Estructural. Gredos. Madrid, 1973.
Semiótica - Gredos - Madrid, 1982.
Hénault, A.
Les enjeux de la sémiotique. Presses Universitaires de France, Paris, 1979.
Hjelmslev, L.
Prolegómenos a una teoría del lenguaje. Gredos. 1980.
Houdé, O. y Kayser, D. et al
Diccionario de ciencias cognitivas. Amorrortu. 2003.
López, Marta Susana: Fundamentos epistemológicos y metodológicos del análisis del discurso. EUDENE. Corrientes, 1998.
Magariños de Morentin, J.
El signo., las fuentes teóricas de la semilogía: Saussure, Peirce y Morris. Hachette. Buenos Aires, 1983.
“Esbozo de semiótica como metodología de base en ciencias sociales”, Revue de la S.A.P.F.E.S.U. (Sociedad Argentina de Profesores de Francés de la Enseñanza Superior y Universitaria), Año VIII. Número especial, Junio´Noviembre 1990, BsAs.-
Los fundamentos lógicos de la semiótica y su práctica – Edicial – Buenos Aires, 1996
Morin, E.
El paradigma perdido. Kairós. Barcelona, 1992
El método. Tomos I,II,III y IV. Cátedra. Madrid.
Parret, H.
Semiótica y pragmática. Una comparación evaluativa de marcos conceptuales. Edicial. Buenos Aires, 1993.
Peirce, Ch.
Obra lógico-semiótica. Taurus. Madrid, 1987.
Prieto, L.
Saggi di semiotica Y. Sulla conscenza. Pratiche Editrice, Parma, 1989.
Samaja, J.
Epistemología y Metodología. Eudeba. Buenos Aires, 1994.
La Lógica y la Semántica después de Kant. (El comienzo del “giro lingüístico semiótico”) Inédito.
La Semiótica Narrativa de Greimás y Courtés. Inédito
El puesto de la semiótica en la metodología. (Borrador sobre los métodos generales). Parte I: El Ente. Inédito.
Esquema general sobre los métodos generales. Inédito. 1997
La bolsa o la especie. Revista de la Fac. De Arte de la UN de la Plata
Elementos para una tópica de las inferencias racionales. Jornadas de Neurociencias. UN. de Luján.
Semiótica y dialéctica – Episteme, JVE ediciones – Buenos Aires, 2000
Searle, J.
Actos de habla. Cátedra. Madrid, 1986..
Sebeok, T.
Signos: una introducción a la semiótica. Paidós. Barcelona. 1996
Simon, H.
Naturaleza y límites de la razón humana. FCE. México, 1989
Verón, E.
La semiosis social. Gedisa. Barcelona, 1986.
XI – Lugar de ejecución:
Instituto de Letras de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Nordeste. Resistencia. Chaco.
[1] Al que se refiere Parret en el párrafo anterior: el adquirido en los últimos años por la semiótica y la pragmática en lo que se refiere a investigaciones empíricas.
[2] De origen peirceano y saussureano, respectivamente, de acuerdo con Parret.
[3] Parret, H. 1993, p.12.
[4] López, M.S: 1998.
[5] MORIN,E., 1986. Como consecuencia de ello, resultan “traducciones perceptivas, discursivas o teóricas de los eventos, fenómenos, objetos, articulaciones, estructuras, leyes del mundo exterior; de este modo el conocimiento tiende a desdoblar el universo exterior en un universo mental que pone al espíritu en correspondencia con lo que él quiere o cree conocer”. (p. 221)
[6] Ibíd., p. 226. El uso de negrita es mío.
[7] MORIN, 1992. Pp. 19-20. El uso de negrita es mío.
[8] PEIRCE, CH., 1987, p.115.
[9] Ibídem, p. 116.
[10] Sercovich, A., en su Presentación de Obra lógico-semiótica, (p. 13), habla de “errores tenaces contenidos en la propuesta binarista”. François Peraldi, en su Prólogo a Collected Papers habla del “dualismo congelado del pensamiento lingüístico” (p.34). Eliseo Verón, por su parte, propone “hacer estallar el modelo binario” para referirse a la reconceptualización ternaria del signo que él propone, inspirado en Peirce (La semiosis social, p. 122). A mi modo de ver, Verón compara elementos de ambas semióticas que no son comparables (sí complementarios), por pertenecer a dos instancias diferentes. La semiosis como proceso está en el habla, de ahí que no deba -creo- compararse la tricotomía del acto semiótico (que supone una terceridad ) con la binariedad del signo linguïstico considerado en el sistema de reglas, (la lengua), que sí constituye, como tal una terceridad. Tengamos en cuenta, además que binariedad no es equivalente a segundidad;de modo que se trata de dos órdenes de cosas distintos. En la concepción del sistema (de símbolos -según Peirce- y, como tal, general y virtual) no cabe la inserción del objeto ni del sujeto que sí son posibles en el modelo de acto semiótico peirceano (habla).
[11] Dice MORIN 1992: “(...) el antropologismo define al hombre por oposición al animal; la cultura por oposición a la naturaleza; el reino humano, síntesis de orden y de libertad, se opone tanto a los desórdenes naturales (‘ley de la jungla’, pulsiones incontroladas) como a los ciegos mecanismos del instinto.(...) “. Pp. 20-21.
[12] Refiriéndose a los tres estratos disciplinares Hombre-Cultura / Vida-Naturaleza / Física-Qúimica, Morin afirma: “han aparecido una serie de brechas en el seno de cada paradigma cerrado a través de las cuales se efectúan las primeras interconexiones que actúan, a un mismo timpo, como aperturas hacia los otros campos, hasta aquel momento prohibidos, y como nuevas emergencias teóricas.” Ibíd., p. 23.
[13] Téngase en cuenta disciplinas como la zoosemiótica y la fitosemiótica
[14] BATESON 1993,p. 187.
[15] Magariños de Morentin, J.A. 1990, p.9.
[16] Ibíd., p.15.