SEMIOTICIANS
LOS BORDES DE LA SEMIÓTICA
MESA REDONDA VIRTUAL
[Desde marzo 2007]
Juan Magariños de Morentin
Coordinador Virtual
PARTICIPANTES
DESARROLLOS DE CADA EXPOSITOR VIRTUAL
LAS TRANSFORMACIONES DEL SIGNO “EVA” EN LA POÉTICA DE NÉSTOR PERLONGHER: CATÁCRESIS Y POSMODERNIDAD
Mg. Mónica Cohendoz
Carrera de Comunicación Social
Universidad Nacional del Centro de la Prov. de Bs. As.
Olavarría - Argentina
¿ Cómo se transforma un signo que lleva marcas vinculadas con la patria ? La transformación y ruptura del ideologema de Eva Perón revela una operación figural que vinculado a un régimen de representación posmoderno. Los textos “ Evita vive”,” El cadáver”, “El cadáver de la Nación” de Néstor Perlongher implican una superación que consiste fundamentalmente en la pérdida de vigencia de una concepción moderna de la representación, como también la aparición del tópico de la libertad sexual vinculado al cambio social. El ideologema no representa en los textos de Perlongher las ideas del autor acerca de la política, decimos que el escritor usa los sentidos que el discurso hegemónico le asigna al personaje histórico ( hay un eje de equivalencias entre la Eva histórica y la Eva de la poética de Perlongher, las mismas se vinculan con la rebeldía y lo popular ). Articula estos sentidos a un eje de diferencias de carácter paradigmático , no hegemónico donde podemos leer un problema de género . Es decir, lo que en este análisis sostenemos es que toda demanda individual puede inscribirse fácilmente en una cadena equivalencial, pero hay algunas demandas que simplemente no pueden inscribirse en la misma cadena porque chocan con el particularismo que esta relación debilita pero no suprime en absoluto. El borde se configura en torno a la catácresis como tropo que instala en el lenguaje un desplazamiento que nombra lo que no puede ser dicho: el exterminio de los cuerpos durante la dictadura militar en Argentina.
EXPERIENCIAS BORDERLINE Y APERTURA SEMÁNTICA EN EL CAMPO DE LAS SEXUALIDADES
Carlos Eduardo Figari
Investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)
El significado de un suceso, como afirma Hall, implica una lucha semiótica por el dominio del discurso. Para que las cosas signifiquen se requiere una operación de sutura - cerramiento, estabilización- que necesariamente liga la realidad material a un sentido. Sutura que se produce a partir de las prácticas y hablas de los sujetos que ocupan una posición dada en un determinado modo de producción y que conecta ideológicamente los individuos con sus condiciones de existencia. Este proceso de estabilización semántica, que los sujetos actualizan en su habla y acciones, es aquel en que la ideología se materializa en el discurso.
La lógica de la diferenciación, en la que se inserta lo homoerótico, por ejemplo, busca mantener el género en su lugar, o sea, en los parámetros de la intilegibilidad binaria heterosexista.
Esto implica que todo exceso simbólico no sólo deba ser recalcado en el inconsciente, sino interpretado (generado) debe entrar en lo simbólico como lo otro irrepresentable (pero que a la vez representa), como el ser abyecto. Así en el marco de los sexos y cuerpos clausurados, o sea nominados, el homoerotismo pasa a ser el otro abyecto.
No obstante la significación no es acto fundador sino un proceso regulado de repetición que a la vez que impone sus reglas las oculta. Por eso no basta generar un individuo “ya sujeto” – en el sentido althusseriano- sino que se debe “asujetarlo” el resto de su vida.
En este desajustamiento entre ideal y praxis concreta, que también opera en el campo de lo homoerótico, los sujetos pueden actuar de otra manera. Ya sea como experiencias desde una reflexividad práctica, desde la exageración, el exceso o la parodia o inclusive en la repetición icónica desde “otra” posición de sujeto. Desafiando también la clausura del goce en los desplazamientos de lo erógeno o incluso jugar identitariamente y en base a una reflexividad cognitiva, a renominarse desde un yo ilusorio con otros nombres posibles.
Es esta distancia entonces, en la que me propongo situarme, para, desde la consideración de las experiencias de reflexividad práctica y/o identidades derivadas de una reflexividad cognitiva, identificar procesos de “abertura semántica” en las prácticas borderlines de las sexualidades.
Filiación Institucional
Carlos Eduardo Figari
Doctor en Sociología por el Instituto Universitário de Pesquisas do Río de Janeiro (IUPERJ).
Últimos libros editados (2007): @s outr@s cariocas: interpelações, experiências e identidades homoeróticas no Rio de Janeiro (séculos XVII ao XX), Colección Origem, UFMG Editora, Belo Horizonte/Brasil, 2007 e Identidad de Género y Acción Colectiva: el Movimiento de Mujeres Catamarqueñas en las Marchas del Silencio, Colección Génesis, Doctorado en Ciencias Humanas, Universidad Nacional de Catamarca y Encuentro Grupo Editor, Córdoba, 2007.
Investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET); Investigador Principal del Grupo de Estudios sobre Sexualidades (GES) del Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires; Profesor de la Universidad Nacional de Catamarca. Dicta cursos de posgrado en diversos programas de doctorado sobre teorías del sujeto, identidad y sexualidades.
LOS BORDES SEMIÓTICOS Y LA PRAXIS HUMANA.
Mgter. Marta Susana López
Universidad Nacional del Nordeste
Resistencia – Chaco - Argentina
La concatenación de las definiciones relacionadas con la percepción, la enunciación, los mundos posibles y las semiosis disponibles, presentada en este debate, pareció implicar en principio, la construcción de un modelo semiótico de conocimiento con la forma de un círculo inexorablemente cerrado, inamovible y condenado a la infinita repetición. Es decir, sin tiempo, sin evolución, sin innovaciones, sin historia. En efecto, en apariencia, sólo podríamos percibir-enunciar lo que nos permiten las semiosis socialmente disponibles que, a su vez, son el producto de lo que se percibe-enuncia en una sociedad y tiempo determinados. ¿Cómo concebir entonces las transformaciones?
La aparición de un borde en las semiosis vigentes, es decir, el comienzo del quiebre de este círculo cerrado del que hablamos, sólo parece posible (tanto como necesario) con la aparición del vacío de significación, de la pérdida de diferencias potentes en tales semiosis. Esto es, con la presencia de la negatividad funcionando como impulso para la transformación del modo de percibir y de enunciar el mundo, en tanto automovimiento. Este proceso de devenir dialéctico en el cual se suprimen pero se conservan al mismo tiempo las viejas semiosis es el que trocaría el modelo rígidamente “circular” por el “espiralado hegeliano” al que ha aludido el Prof. Magariños en cierto momento.
Como ejemplo de este tipo de cambios, impulsados por la negatividad y el vacío de significación de la semiosis vigente, puedo aportar el que concierne a mi propia experiencia relacionada con la investigación del discurso algodonero, más precisamente, el de los pequeños agricultores argentinos de algodón, disponible recién en los últimos tiempos en forma verbal y también bajo la forma de semiosis piquetera, en momentos en lo que lo verbal pareció –definitivamente- no tener eficacia.
Esto significa que la ruptura del círculo no sólo es posible en manos de un artista o filósofo revolucionarios, como se ha dicho en algún momento. Más bien parece que el devenir semiótico proviene -más frecuente y naturalmente- de las necesidades que se originan en la praxis humana. Así también, las transformaciones en esta praxis pueden recibir su impulso a partir de las necesidades creadas por semióticas deliberadamente construidas a ese efecto; por ejemplo, la publicidad, de acuerdo con lo dicho por Antonio Caro.
Resistencia, 26 de marzo de 2007.
RESUMEN DE LA TEMÁTICA DE LA MESA REDONDA:
LOS BORDES DE LA SEMIÓTICA
Magariños de Morentin, Juan
Se desarrollarán trabajos acerca de la exploración de la interpretación, como tarea necesaria para la producción de la transformación. Una interpretación transformadora habrá de consistir en la producción de un enunciado semiótico mediante el cual se transforme determinado significado derivado de otro enunciado semiótico anterior, que ya no será el mismo, y que, por tanto, permitirá otra posibilidad de percepción de los fenómenos sociales del entorno, que ya no serán los mismos.
Hablar de los bordes de la semiótica supone aceptar la existencia de una diferencia entre un campo semiótico y los bordes de tal campo semiótico.
Por campo semiótico podemos entender un determinado conjunto de fenómenos contextualmente situados en un momento determinado de una sociedad determinada, cuya existencia ontológica y perceptibilidad proviene del conjunto de enunciados y significaciones vigentes en esa concreta sociedad.
Bordes de un campo semiótico (borde1) son los marcados por la necesidad de hacer posibles las operaciones mediante las que se construirían los enunciados y significaciones posibles que darían existencia ontológica y harían perceptibles a otros determinados fenómenos posibles.
Esto iría desplazando el campo semiótico y en el continuum de este desplazamiento, otro borde (borde2) se iría delineando a partir de los enunciados y significaciones que irían dejando de ser posibles, con la consiguiente expansión entrópica de los fenómenos cuya existencia ontológica dejaría de ser perceptible.
De alguna manera, esto implica una teoría de la creación, que es en lo que consiste la interpretación transformadora.
Los participantes en esta Mesa Redonda desarrollarán estas propuestas, ejemplificándolas críticamente desde sus respectivas perspectivas académico-institucionales: derecho, literatura, psicología, epistemología, artes plásticas, música, antropología, etc.
Los participantes en esta Mesa Redonda desarrollarán estas propuestas, ejemplificándolas críticamente desde sus respectivas perspectivas académico-institucionales: derecho, literatura, psicología, epistemología, artes plásticas, música, antropología, etc.
(Universidad Nacional de La Plata y Universidad Nacional de Jujuy, Argentina)

CONCEPTO DE BORDE EN SOCIOSEMIÓTICA
Luís F. Maltese Guerra
Nota preliminar
En la percepción visual de un rostro o un paisaje, sea en modo directo, con presencia física, o en modo indirecto, a través de una fotografía o pintura, tiene fundamental importancia el concepto de borde que posee un fuerte poder de evocación. Muchos autores se han ocupado de los diversos aspectos que surgen en estos temas. Gardner Howard (1996) se ocupó de los procesos de percepción visual y de las simulaciones mediante computadora donde marca que un grupo de investigadores se interesaron, no tanto de los procesos de percepción visual del ser humano, sino cómo lo pueden hacer las computadoras. David Marr (1982) ha demostrado que las aristas y los bordes tienen fundamental importancia en la percepción. Será por ello que los bordes (y sus componentes, los tracemas) tienen el poder de evocación de la imagen. Como en el caso de la foto de Lena procesada por el laplaciano.
El operador matemático llamado laplaciano, que es la divergencia del gradiente aplicado a un campo escalar, permite, a una computadora, encontrar los bordes, ya que, cuando el laplaciano pasa por cero es porqué hay un borde. Usando este recurso matemático, la fotografía de la Play Girl Lena Sjööblom, que está digitalizada con píxeles de una determinada gradación de grises, pasa (aplicando el laplaciano) a una imagen perfilada linealmente, con bordes, como lo haría un artista con su plumín, o un grabador. La foto de esta modelo fue la primera, en el mundo, que fue digitalizada con fines de procesamiento de imágenes por computadoras.
Autores como David Marr y E. Hildreth, analizaron una imagen fotográfica utilizando el operador laplaciano sobre una distribución gaussiana de la gradación de grises determinada en cada píxel. La distribución gaussiana propuesta por estos autores, permite interpretar más aproximadamente que otros modelos propuestos, el efecto Mach, que es una ilusión óptica, propia de los humanos, que se produce en los bordes que perfilan una imagen, en los lugares donde hay contraste.
Nuestra propuesta es que estos procesos aplicados a una fotografía para obtener los bordes de la imagen, y convertirla en trazos lineales con gran poder de evocación, pueden trasladarse al estudio de problemas sociales y culturales, con la única condición de que el problema pueda plantearse mediante parámetros de un campo escalar.
Siempre que podamos encontrar un campo escalar (en una investigación determinada) será posible aplicarle el operador laplaciano que determinará los bordes de ese campo escalar. Esto es posible en muchos casos de estudios sociosemióticos.
Los indicadores que utilizan los sociólogos y los economistas son muy útiles para este fin. Tomemos el caso de los ingresos mensuales (o anuales) “per capita”. Este número, expresado en pesos u otra unidad monetaria, distribuida en una cierta población, constituye un campo escalar. Aquí es posible multiplicar nabla por el escalar y obtener el gradiente, que es una función vectorial. Si volvemos a aplicar nabla, ahora lo hacemos escalareando nabla por la función vectorial obtenida, resultará la llamada divergencia. Esta doble operación se la conoce como laplaciano, que origina un campo escalar. Para nuestro caso sirve para establecer los bordes.
Una distribución geográfica (x, y) donde a cada elemento se le asigna un ingreso mensual constituye un campo escalar. Al aplicarle el laplaciano obtendremos un gráfico con el perfilado de los bordes que el sociólogo interpretará del mismo modo como un médico, para diagnosticar, interpreta una radiografía o una tomografía computada. Es una imagen incomprensible para quien no es especialista pero muy útil para quien lo es. Constituye un recurso imprescindible.
Hemos dicho a cada elemento porque, según se estudie, el elemento puede ser una persona, o bien, un grupo familiar, o una zona o región. También, si el estudio se realiza en una fábrica, los elementos lo constituyen los integrantes de los diferentes niveles jerárquicos: accionistas, directores, ejecutivos, administrativos, obreros.
El tamaño del elemento (equivalente al píxel) determina la resolución, como cuando se habla de una imagen digitalizada que tiene, por ejemplo, de 1920 x 1080 pixeles.
El operador nabla ayuda a transformar una imagen con gradación de grises en una imagen lineal que posee un poder de evocación conforme a la imagen original. La figura lineal es un signo porque está en lugar de otro, manteniendo su poder de evocación gracias a la actividad de nuestro cerebro. Pero no dejemos de advertir que la fotografía digitalizada también es un signo, porque manteniendo el poder de evocación sustituye (está en lugar de otro) a la modelo Lena en persona. Claro que esa sustitución sólo lo es en su evocación y no en todos los demás aspectos, como lo dice Peirce. A la foto de Lena no le puedo preguntar cuanto cobró como modelo. En cambio sí lo puedo hacer con Lena, en persona, quien seguro no se dignará contestarme: de modo que el resultado es el mismo.
Esta transformación o metamorfosis de la imagen mediante la aplicación, dos veces, del operador nabla sobre un campo escalar (así se obtiene el laplaciano), es posible porque se ha digitalizado la imagen y cada píxel adquiere un valor de gradación de gris o densidad. Valor éste que tiene el carácter de escalar, es decir una magnitud caracterizada por un número y su dimensión.
Este concepto de borde con su detección por el laplaciano, también se puede aplicar a los estudios de relatos y cuentos de lo que tanto se han ocupado Propp, Sauriau, Greimas, entre otros.
Este procedimiento de detección de bordes siempre es aplicable cuando resulta posible expresar los parámetros sociales, cualquiera sea su nivel de complejidad, como un campo escalar.
Para concluir, vamos a citar una parte de las reflexiones que presentara el Profesor Juan Magariños de Morentín al VI Congreso Latinoamericano de Semiótica de la FELS realizado en Maracaibo, Venezuela, en octubre de 2005. La cita la tomamos de una comunicación personal, que agradezco:
La semiótica tiene que poder explicar, siempre en el sistema de la racionalidad vigente en determinado momento de determinada sociedad, cómo se producen, se interpretan y se transforman, en ese momento y lugar, los significados, para, así, poder llegar a explicar adecuadamente (o sea: según la racionalidad del momento histórico y de la comunidad en el que formula sus enunciados y dando cuenta eficaz del fenómeno que está en condiciones cognitivas de percibir) por qué a determinados fenómenos se los percibe como portadores de determinados significados posibles.
[SIN TÍTULO]
Lic. Gabriela Valencia Reinel
La expresión “hacer semiótica”:
qué significa saber, realizar un “análisis semiótico” de un determinado texto,
sea verbal o no, según la idea que cada "Los escucho decir: 'Esos no son hechos;
eso es poesía'
¡Sinsentido! La mala poesía es falsa, lo garantizo;
pero nada es más verdadero que la poesía verdadera.
Y déjenme decir a los científicos que los artistas
son mucho más finos y precisos observadores que ellos,
exceptuando el detalle que el científico se dedica a buscar."
(Charles S. Peirce, The Seven Systems of Metaphysics
[1] )
Apreciación:
Este texto que he puesto de introducción lo he analizado y mi conclusión es que al hacer semiótica se hace arte y ciencia en parte porque se busca y se rebusca, indaga y explora constantemente.
Y la mente generadora de procesos que encuadre una semiosis va a ser una mente artística y una científica: dos cualidades para no desistir en esta búsqueda y transformación del significado y su revaloración en el transcurso del tiempo.
Dentro de lo que abarca la semiótica se podría mencionar diversas formas de expresión e interpretación. En el marco del texto al que hago referencia hace énfasis a la transformación de los significados mas que en el análisis, podría decir entonces que se trata de buscar sus raíces para comprender los cambios de la interpretación y de los interpretantes, creo que el dilema estaría en que, ¿A que se le va a dar prioridad en el momento del análisis? Si al interpretante o a los significados ya que el tiempo es un factor determinante en esta disciplina, entiendo que al referirse usted que el significado en el pasado ya poseía los bordes de lo que podía ser en un futuro.
Se me ocurre pensar en una forma en la que la semiótica nos dirija mediante un método a proyectar los significados y significantes y las nuevas relaciones y aplicaciones. Como un formato de análisis para medir los significados y los objetos y su transformación. Ya que todo es proceso debemos tomar al tiempo de forma más medible para que no se nos escape de las manos estos bordes de la semiótica. Conocer y reconocer los acontecimientos sociales como base para indagar a esa consciencia social de la que somos partes.
Al imaginar trabajamos con imágenes mentales pasadas, la memoria inconsciente juega solo agregando algo que fluya en nuestra motivación, ahí tendremos entonces un pensamiento nuevo o renovado más bien diría yo, un pensamiento refrescado y adaptado a otro pensamiento más. Los sentidos de la sociedad y la forma de actuar con ellos denotan la incapacidad de no entendernos en el margen de nuestras formas de expresión, ahora la sociedad nos enfrenta a comunicarnos de varias formas y se vuelve caótico buscar los canales. La semiótica se enmarca en los bordes también de la comprensión de esta sociedad, obviamente depende de los objetivos y de los usos que se le de a esta.
Continúa
Gabriela Valencia Reinel
Guayaquil, Ecuador
Licenciada en Publicidad
Tecnólogo en educación musical, especialización violín,